La ley de la causa y efecto, o ley kármica, es el principio de que “lo que siembres recogerás”.
El karma forma una parte integral del cuerpo sutil y existe en él como una forma impresa.
Por lo tanto, el karma, que es acción, se transforma en impresiones que llamamos samskaras.
Entonces, por el pensamiento producimos acción y, a través de la acción, volvemos al pensamiento.
No hay atajo para salirse del karma.
Sólo la persona integrada puede desarrollar fuerza.
Cuando tenemos que pagar nuestro karma es mucho más fácil si tenemos esta fuerza.
El karma es controlado por el hombre mismo.
Si tus tendencias tienen una cierta dirección, puedes cambiarla por tu propio pensamiento o por tu acción adecuada y devoción.
No es sólo el karma malo el que te ha colocado en una situación difícil, el buen karma también puede colocarte en una situación análoga. ¿Por qué estás en una situación difícil? Para evolucionar más, para llevarte a un estado de mayor paz a largo plazo.
Incluso la situación más extraña o difícil tiene un mensaje para tí. Medita y hazte más integrado para que puedas descubrir y comprender este mensaje.
Si podemos dejar de estar ocupados con “nuestros pequeños yos TODO EL TIEMPO”, entonces se abre un vasto panorama.
Se pueden realizar muchos actos que no dejan ninguna impresión en la mente y, cuando un acto
no deja impresión en la mente, ese karma no ata. Esto es lo que estamos tratando de conseguir.
Queremos desatarnos de todas las deudas kármicas y al desatarnos nos quedamos sin límites (libres
de ataduras).
Cuando alcanzas el estadío de humanidad, en tu primera reencarnación, no estás libre de karma.
Aún así, el karma contenido en tí no ata.
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