4 de mayo
En este momento, me siento escuchado.
Antes de ir a las reuniones de CoDA, la regla
“no hablar” era una parte importante de mi
vida. Hablar del tiempo, deportes, o los
niños estaba permitido. Hablar de mis
sentimientos e inseguridades estaba
prohibido. Debido a mi profesión, nadie
quería escuchar que tenía problemas.
Incluso entre mis colegas, no me sentía
segura. Temía que los que realmente me
conocían, me iban a rechazar.
Es seguro hablar en las reuniones de CoDA.
Compartir es la curación para mí. Cuando fui
a una reunión, dije la fea historia de mis
fracasos morales, personales y
profesionales. La gente no me rechazo, me
dieron abrazos. Expresaron su
reconocimiento por mi honestidad y me
instaron a “seguir viniendo.” Estoy yendo,
porque en las reuniones mi exterior coincide
con mi interior y me siento bien. Ahora,
cuando necesito ser escuchado y aceptado,
busco una reunión de CoDA.
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